Ruta en bici al Pantano de Foix y Castellet

Salir de Vilanova en bicicleta y adentrarse hacia el interior es un cambio de paisaje inmediato. En pocos minutos de pedaleo dejas atrás la costa para perderte entre viñedos y masías históricas.

El camino asciende con calma hasta el Parc Natural del Foix, donde el embalse se abre como un espejo entre montañas. La silueta del castillo medieval de Castellet reflejada en el agua es una de esas postales que se quedan grabadas.

La vuelta se hace por caminos rurales que invitan a dejarse llevar cuesta abajo hasta regresar a la ciudad. Una ruta perfecta para combinar deporte, naturaleza y patrimonio en un mismo día.

Datos

Mapa interactivo de la ruta

Detalle de la ruta

Salir en bicicleta desde Vilanova i la Geltrú hacia el interior siempre es un pequeño viaje en el tiempo. La ruta hacia el Pantano de Foix y el Castillo de Castellet comienza en la parte norte de la ciudad, donde el asfalto pronto da paso a caminos rurales que se adentran en el paisaje del Garraf. Al poco de rodar, la Masía d’en Cabanyes aparece a un lado del camino. Entre viñas y cipreses, esta casa señorial del siglo XIX, hoy reconvertida en espacio cultural dedicado al Romanticismo, marca la primera parada simbólica antes de entrar de lleno en terreno natural.

Desde aquí, la ruta sigue un ascenso constante pero llevadero. El camino serpentea entre pinares, viñedos y campos abiertos que cambian de color según la estación. No es raro encontrarse con ciclistas locales que saludan al pasar o con agricultores revisando las vides que dan forma al paisaje. A mitad de la subida, un pequeño acueducto de piedra cruza por encima del sendero, un detalle casi escondido que recuerda la larga historia de estas tierras y que invita a detenerse un momento para contemplarlo.

La recompensa al esfuerzo llega cuando aparece el embalse del Foix. El agua, tranquila y verde, refleja las colinas del entorno y abre un espacio de calma después del pedaleo. Al fondo, sobre una elevación, se alza el Castillo de Castellet. Su silueta medieval parece sacada de una postal, con sus muros de piedra dorada que se recortan contra el cielo. Al acercarse, la imagen es aún más impresionante: el pueblo de Castellet se extiende alrededor del castillo, con calles estrechas y adoquinadas que invitan a dejar la bici un momento y explorar a pie.

Desde los miradores del pueblo se obtienen algunas de las vistas más bellas del pantano. En días claros, el agua se tiñe de azul intenso y el castillo se refleja casi perfecto en la superficie. Es un buen lugar para hacer una pausa larga, reponer fuerzas en la zona de picnic o, si la ruta coincide en fin de semana, probar la cocina catalana en alguno de los restaurantes rurales del pueblo.

El regreso puede hacerse por el mismo camino o, para los que prefieren un circuito completo, bordeando el pantano por la otra orilla. Esta opción añade un punto de aventura: senderos más estrechos, tramos de tierra y descensos que terminan por llevar de nuevo a Vilanova a través de la urbanización de La Collada. El contraste entre la calma del embalse y la vitalidad de volver a la ciudad cierra la ruta con la sensación de haber vivido una escapada completa, aunque solo hayan pasado unas horas.

Es una ruta exigente en algunos tramos, con un desnivel acumulado que se nota en las piernas, pero la belleza del recorrido y el premio de Castellet hacen que cada esfuerzo merezca la pena. Y al llegar a casa, siempre queda la sensación de haber descubierto un rincón cercano que guarda todavía la esencia de la Cataluña más auténtica.

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