Platja d’Aiguadolç: pequeña, tranquila… y libre como el mar
Hay playas que son para todos, y otras que parecen hablarle directamente a ciertos tipos de alma. La Platja d’Aiguadolç, escondida entre las más conocidas de Vilanova i la Geltrú, no busca ser la estrella del verano, pero a quien la encuentra, lo conquista. Es discreta, natural, acogedora. Una especie de secreto local que muchos prefieren no contar demasiado.
Aquí el mar no grita, susurra. Y la libertad no se pide, simplemente se vive.
¿Quién disfrutará más de esta playa?
Pues mira, esta no es una playa para masas, ni para familias con muchos bártulos, ni para quien busca animación y chiringuitos cada 100 metros. Esta es una cala para:
- Gente que valora la tranquilidad, incluso en pleno agosto.
- Personas que van solas, o en pareja, y quieren desconectar sin tener que escapar kilómetros.
- Amantes del nudismo discreto, porque aquí es frecuente ver bañistas que practican el naturismo con total respeto y naturalidad.
- El colectivo LGTBI+, que históricamente ha elegido esta playa como lugar cómodo y seguro, donde poder ser uno mismo sin miradas incómodas.
- Parejas jóvenes, o mayores, o sin etiqueta, que buscan mar y poca gente. Sin más.
- Y, por qué no, personas tímidas que quieren pasar desapercibidas, con un libro, una toalla y el mar como único espectador.
No te quedes solo con una
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Ver todas los playas de Vilanova¿Qué servicios tiene?
Vale, aquí hay que ser honestos: no es la playa más equipada de Vilanova. Pero tampoco le hace falta. Es su esencia.
- Tiene duchas.
- Tiene vigilancia y servicios básicos en temporada alta.
- No tiene chiringuitos ni alquiler de hamacas.
- No tiene pasarelas largas ni instalaciones pensadas para grandes grupos.
Y eso, para su público, es parte del encanto. Porque Aiguadolç no intenta ser lo que no es. Te ofrece mar, arena y silencio. Lo demás lo pones tú.
Características, entorno y cómo llegar
Es una cala más pequeña que sus hermanas, con unos 120 metros de longitud, encajada entre espigones. Esto hace que el mar aquí esté muy tranquilo casi siempre, lo que se agradece tanto para nadar como para tumbarse a flotar sin preocupaciones.
La arena es fina, clara, bien cuidada. No hay grandes pendientes ni corrientes. El acceso se hace por el paseo marítimo que va desde la Platja de Sant Gervasi, caminando un poco más al sur.
La rodean pequeñas zonas verdes y una barrera de vegetación que la aíslan visualmente del paseo y del tráfico. Esto le da un aire íntimo, como de cala escondida, aunque estés dentro de la ciudad.
No hay esculturas, ni monumentos, ni postal de faro. Pero lo que sí hay es una sensación de calma y libertad difícil de describir.
¿Tiene distinciones?
Sí. La Platja d’Aiguadolç ha sido galardonada con la Bandera Azul, que no se otorga a la ligera. Este distintivo internacional garantiza que la playa cumple con:
- Calidad del agua excelente.
- Buen mantenimiento.
- Servicios de seguridad y limpieza adecuados.
- Compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente.
Es decir: no solo es bonita, también está cuidada.
Un poco de historia
Aunque no es la más conocida, la Platja d’Aiguadolç lleva décadas siendo la favorita de quienes buscan un espacio tranquilo, natural y sin aglomeraciones. Durante muchos años ha sido un lugar habitual para el colectivo LGTBI+ y para personas que practicaban el nudismo con respeto y discreción.
Su nombre, “Aiguadolç”, hace referencia al agua dulce que en otros tiempos llegaba hasta la zona desde antiguas fuentes subterráneas. Y aunque hoy el mar es el único protagonista, esa conexión con la tierra se sigue notando.
A lo largo de los años, ha mantenido su carácter alternativo, libre y acogedor. No ha sucumbido a la masificación ni a la turistificación. Y ese, probablemente, sea su mayor valor.
Una playa que no quiere ser famosa (y por eso gusta tanto)
Si buscas comodidad, servicios, animación y fotos para Instagram… esta no es tu playa.
Pero si lo que quieres es un lugar tranquilo, auténtico, donde poder ser tú mismo, estar en silencio, leer, mirar el mar o quitarte el bañador sin que nadie te mire raro, entonces sí: Platja d’Aiguadolç es para ti.
No todo el mundo la conoce. Y los que la conocen, no siempre la cuentan. Pero ahora que tú ya sabes de ella… igual te apetece comprobarlo por ti mismo.
No hace falta decir nada. Solo ir.