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Torre Blava Espai Guinovart en Vilanova: arte y mar

Utiliza el índice siguiente si quieres alguna información concreta. Y si buscas información general, relájate y lee con atención: no podrás esperar a visitar el museo.

Índice
  1. El lugar
  2. ¿Qué se puede ver en la Torre Blava? Obras y rincones destacados
  3. ¿A quién va dirigido este museo?
  4. Visitas guiadas y consejos para la visita
  5. Un poco de historia de la Torre Blava
  6. Precio de la entrada, descuentos y horarios
  7. Ubicación y contacto
  8. Galería de imágenes

El lugar

A orillas de la playa de Ribes Roges, junto al paseo marítimo de Vilanova, se alza una pequeña torre cilíndrica coronada por una veleta con forma de barco. A primera vista parece un antiguo torreón de defensa costera (y de hecho lo es), pero en su interior guarda una sorpresa que une arte y mar de forma mágica. Hablamos de la Torre Blava – Espai Guinovart, un espacio artístico singular que rinde homenaje al Mediterráneo y a la gente de mar. Si te preguntas qué ver en Vilanova i la Geltrú en tu próxima visita o viaje, esta torre-museo es sin duda un lugar de interés que no querrás perderte. Imagina entrar en una antigua fortificación carlista del siglo XIX transformada por completo en una obra de arte envolvente: eso es lo que ofrece la Torre Blava. Desde el momento en que cruzas su puerta azul, la atmósfera marinera te atrapa con colores, texturas y leyendas locales, incitándote a visitar cada rincón y descubrir su mensaje.

Con su mezcla de historia y creación contemporánea, la Torre Blava logra atrapar al visitante como pocos lugares. No es el típico museo convencional, sino una experiencia más cercana a adentrarse en una instalación artística interactiva, pero sin perder el toque histórico. Su nombre “Blava” (azul en catalán) ya nos adelanta la temática marítima que empapa todo el espacio, obra del reconocido artista catalán Josep Guinovart. Este creador transformó la torre en el año 2000 para darle una nueva vida artística, convirtiéndola en un espai Guinovart (espacio Guinovart) dedicado al mar Mediterráneo y sus historias. Guinovart, que fue uno de los grandes exponentes del informalismo en España, ya había experimentado con algo similar años antes en su pueblo natal de Agramunt, donde creó una instalación hermana dedicada a la tierra. Aquí en Vilanova, tomó la vieja torre de vigilancia costera y la reinventó por completo, llenándola de arte y simbolismo. El resultado: un pequeño gran museo lleno de sorpresas marinas, perfecto tanto para amantes del turismo cultural como para cualquier turista curioso que disfrute con las historias de piratas, el arte contemporáneo o simplemente las vistas al mar. Te aseguro que, una vez dentro, no podrás dejar de leer cada panel ni de contemplar cada detalle que cuelga de sus paredes circulares.

exterior de la torre blava en Vilanova

¿Qué se puede ver en la Torre Blava? Obras y rincones destacados

Entramos en la Torre Blava y subimos su escalera de caracol para descubrir, piso por piso, el universo marinero que Guinovart ha creado. La torre consta de tres plantas visitables más la azotea, y en cada nivel nos aguarda una ambientación temática distinta, llena de artefactos, luz y color relacionados con el mar. En la primera planta, el artista nos sumerge en las leyendas de piratas y naufragios propias de la costa del Garraf. Imagina las historias de corsarios y barcos hundidos que durante generaciones han circulado entre los pescadores locales: Guinovart las reinterpreta aquí mediante objetos, sonidos e ilustraciones evocadoras. Verás recreaciones inspiradas en esos cuentos populares que aún viven en la memoria de Vilanova – esqueletos de barcos, mapas antiguos, quizás el susurro lejano de un galeón fantasma… todo para hacerte sentir parte del relato. Es un espacio que encantará a quienes disfrutan con mitos marineros y aventuras históricas, incluidos niños con mucha imaginación (sí, ¡los peques también alucinan con los “tesoros” de esta sala!).

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Subimos al segundo piso y el ambiente cambia por completo para rendir tributo al trabajo duro de la gente de mar. Aquí el protagonista es un conjunto de nudos marineros y cuerdas que cuelgan del techo, formando una instalación artística impresionante. Guinovart creó una gran estructura entrelazada de sogas, de la cual penden múltiples nudos de pesca tradicionales, esos que los marineros aprenden casi antes que a andar. Cada nudo cuenta una historia de esfuerzo y de vida marinera: al contemplarlos, casi puedes imaginar las manos encallecidas de los pescadores faenando al amanecer, recogiendo redes llenas de pescado con esos mismos nudos. Es un homenaje visual a la dureza y el esfuerzo del trabajo pesquero. La penumbra azulada de la sala, el crujir imaginario de las cuerdas balanceándose… todo te mete de lleno en la piel de un lobo de mar. Este espacio suele dejar boquiabiertos a los amantes del arte conceptual, pero también a cualquiera que aprecie las tradiciones marineras. No hace falta ser un entendido en nudos náuticos para sentir la fuerza simbólica de esta obra: basta con dejarse llevar y mirar hacia arriba, donde las cuerdas forman casi una escultura flotante sobre tu cabeza.

La tercera planta de la torre nos reserva una sorpresa para los apasionados de la cultura y el arte. En este nivel, Guinovart ha querido rendir homenaje a los grandes artistas inspirados por el mar, desde pintores y músicos hasta escritores. Las paredes presentan nombres ilustres universales –por ejemplo, Dalí, Matisse, Picasso…– junto a nombres de artistas locales de Vilanova i la Geltrú, como el poeta Manuel de Cabanyes o el pintor Armand Cardona. Es como un paseo por la historia del arte con el Mediterráneo como hilo conductor: descubres cómo el mar ha sido musa de tantísimas obras maestras. Pinturas marinas, partituras de canciones sobre olas, versos salados… la sala entera está dedicada a esa conexión profunda entre la creatividad humana y el océano. Para cualquiera con alma artística, resulta emocionante reconocer a sus creadores favoritos en las inscripciones y comprender que todos ellos –locales y universales– compartieron alguna vez la misma fascinación por estas aguas azules. Además, esta planta conecta mucho con el público local, pues pone en valor a figuras de la ciudad que quizás no conocías pero cuyos nombres ahora verás con orgullo junto a los gigantes del arte mundial.

Finalmente, una estrecha escalera de caracol nos conduce hasta el terrado o azotea de la Torre Blava. Después de sumergirnos en tres atmósferas interiores, salir al tejado es casi como volver a la realidad, pero una realidad realzada por la experiencia vivida abajo. Arriba del todo nos espera la famosa veleta con forma de barco que corona la torre. Este peculiar veleta, con un barco de hierro forjado señalando los vientos, tiene grabadas constelaciones marinas en su superficie – un detalle poético que nos recuerda que los navegantes se guiaban por las estrellas. Desde aquí Guinovart literalmente “invita a los visitantes a disfrutar del mar, del paseo marítimo y del faro de Vilanova”. Y vaya si lo consigue: las vistas panorámicas te regalan el azul infinito del Mediterráneo por un lado, y por el otro la silueta del faro y la playa de Vilanova i la Geltrú con su bullicioso ambiente turístico de fondo. Es el broche de oro de la visita: respirar la brisa marina en lo alto de la torre, con la obra de arte a tus pies y el mar verdadero enfrente. En ese momento entiendes por qué este lugar es tan especial. No sabes si estás en un museo, en un mirador privilegiado o dentro de la mente creativa de Guinovart… quizás en los tres a la vez. Lo que sí sabes es que la Torre Blava te ha conquistado, dejándote un recuerdo imborrable de arte y mar entrelazados.

¿A quién va dirigido este museo?

A cualquier persona que tenga curiosidad y ganas de dejarse sorprender. No creas que es un museo solo para expertos en arte contemporáneo, ni mucho menos. Al contrario, está dirigido a todo tipo de público, desde viajeros interesados en el patrimonio cultural hasta familias con niños pequeños, pasando por jóvenes aficionados al arte o mayores nostálgicos de las historias marineras. Si eres un turista de los que disfrutan descubriendo lugares auténticos y diferentes en cada ciudad, este rincón te va a encantar: no todos los días se topa uno con un antiguo fortín militar convertido en instalación artística dentro de un destino de turismo de playa. La experiencia es muy visual e intuitiva, por lo que no importa el idioma ni los conocimientos previos – basta con tener los ojos bien abiertos y dejar volar la imaginación.

Para los amantes de la historia, la Torre Blava ofrece el contexto de la Vilanova del siglo XIX (época de guerras carlistas y de piratería en la costa) pero contado de forma nada convencional. Para los apasionados del arte, es una oportunidad de ver de cerca una obra de Josep Guinovart, un artista catalán de renombre internacional, en un entorno único. Quienes disfrutan con el mar y las tradiciones marineras encontrarán aquí un homenaje emotivo a la vida de los pescadores y al legado cultural del Mediterráneo. Y si viajas con niños, la torre puede ser una pequeña aventura pirata: las luces tenues, los objetos curiosos colgando y la idea de subir a lo alto de una torre los mantendrán fascinados (bajo tu supervisión, claro). En resumen, la Torre Blava va dirigida a cualquiera que quiera conocer un aspecto diferente de Vilanova i la Geltrú – ese que conecta el arte, la historia local y la belleza del mar en un solo espacio. Es ideal para incluir en tu ruta de qué ver en Vilanova i la Geltrú, complementando otras visitas como el propio Museo Can Papiol, el Espai Far (museo marítimo) o el Museo Víctor Balaguer. Cada uno ofrece algo distinto, y en el caso de la Torre Blava, ofrece sensaciones además de información. Por eso, tanto si eres un viajero cultural empedernido como si simplemente buscas algo curioso que hacer una tarde de verano en Vilanova, atrévete a visitar la Torre Blava – saldrás de allí con los ojos brillantes y, quién sabe, tarareando alguna canción de marineros.

Visitas guiadas y consejos para la visita

Dado que la Torre Blava es un espacio relativamente pequeño pero cargado de detalles, muchas veces la visita se puede hacer por libre en los horarios de apertura regulares. Encontrarás paneles explicativos en varios idiomas (catalán, castellano e inglés) que te ayudarán a interpretar cada planta. Ahora bien, si vienes en grupo o tienes un interés especial, quizá te apetezca una visita guiada más personalizada. La buena noticia es que es posible solicitar visitas comentadas fuera del horario habitual para grupos privados – por ejemplo, visitas para grupos escolares o turísticos – con reserva previa telefónica o por email. El museo organiza actividades educativas para colegios y también atiende a grupos de adultos interesados, siempre que se contacte con antelación. Imagina la experiencia de tener la torre solo para vuestro grupo, con un guía local explicando cada historia de piratas con pasión y respondiendo a vuestras preguntas. Si formas parte de un grupo de, digamos, 10 a 20 personas, vale mucho la pena considerar esta opción. Para reservar una visita guiada, puedes llamar al 93 815 42 02 (el mismo teléfono de contacto del museo) o escribir al correo oficial (informacio@victorbalaguer.cat) indicando la fecha deseada y el número de participantes.

En cuanto a la duración de la visita, no es muy larga – recorrer los tres pisos y la azotea te puede llevar entre 30 minutos y 1 hora, dependiendo de tu ritmo e interés. Si lees cada texto con calma y te detienes a sacar fotos artísticas (¡la torre es instagrameable a más no poder, especialmente la sala de los nudos y la vista desde la azotea al atardecer!), seguramente estarás cerca de una hora. Si vas con prisa, en media hora puedes verlo, pero lo ideal es tomárselo con tranquilidad y dejarse envolver por la atmósfera.

Un consejo práctico: dado que la torre es pequeña y con escaleras estrechas, el aforo es limitado. En temporada alta de verano, especialmente los domingos que la entrada es gratuita (más adelante te cuento ese detalle), puede haber un poco de cola para entrar si se llena. Lo mejor es planificar la visita a primera hora del horario de apertura (justo a las 18 h en verano) para evitar esperas y disfrutar con más calma. Recuerda que no hay ascensor y la accesibilidad es reducida (lamentablemente, personas con movilidad muy limitada no podrán acceder a las plantas superiores, algo común en edificaciones históricas de este tipo). Lleva calzado cómodo para subir escaleras y, si vas al atardecer, prepara la cámara porque las vistas desde arriba con la luz dorada son preciosas. Por último, mantén la curiosidad despierta: pregunta al personal cualquier duda, suelen ser muy amables y les encanta compartir las historias de la torre. En definitiva, una visita guiada –sea formal o auto-guiada– se disfruta muchísimo más cuando interactúas y te dejas maravillar. La Torre Blava no es un sitio para recorrer con prisa, sino para saborear, así que disponte a vivirla con todos los sentidos.

Un poco de historia de la Torre Blava

Detrás de la experiencia artística que hoy ofrece la Torre Blava, hay una historia real que se remonta a tiempos convulsos. Originalmente, esta torre se construyó a finales del siglo XIX (durante la última Tercera Guerra Carlista) como elemento defensivo estratégico. Por entonces, Vilanova i la Geltrú necesitaba proteger su barrio marinero –la zona de Baix-a-mar– de posibles ataques tanto por mar como por tierra, ya fuera de tropas carlistas, de piratas o de bandoleros que rondaban la costa. De hecho, hubo tres torres similares a lo largo de la línea costera local, formando un pequeño sistema de vigilancia; pero con el tiempo solo sobrevivió la que hoy conocemos, la de Ribes Roges. Esta “torre de Ribes Roges”, como también se la llama, era en esencia un fortín carlista junto a la playa, sólido pero de tamaño modesto, destinado a montar guardia y dar la alarma ante incursiones enemigas. Tras las guerras carlistas, la torre perdió su función militar y a lo largo del siglo XX tuvo los usos más variados. ¿Sabías que llegó a ser un café-restaurante? Así es: por un tiempo fue un pintoresco merendero frente al mar donde la gente podía tomar algo bajo sus muros de piedra. Años más tarde también sirvió como oficina de información turística de la ciudad – irónicamente, incluso antes de convertirse en museo ya era un punto de referencia para turistas curiosos.

El verdadero giro en la historia de la torre llegó en el año 2000, cuando el Ayuntamiento, de la mano del artista Josep Guinovart, decidió restaurarla y dotarla de una nueva identidad cultural. Guinovart convirtió la vieja torre de vigilancia en el “Espai Guinovart” actual, dedicándola plenamente a homenajear el mar Mediterráneo y las gentes de la costa. Esta transformación formó parte de un esfuerzo mayor de la ciudad por revalorizar su frente marítimo y su patrimonio. Hay que destacar que la Torre Blava está catalogada oficialmente como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) desde 1949, lo que significa que su protección patrimonial está garantizada por ley debido a su importancia histórica. Gracias a ese estatus y al proyecto de Guinovart, el edificio no solo se conservó sino que renació con un propósito totalmente nuevo. El artista respetó la estructura original –sus muros circulares de piedra, sus estrechas ventanas de fortaleza– pero añadió elementos artísticos contemporáneos integrados en cada sala. En cierta forma, la historia del museo Torre Blava es la historia de cómo Vilanova i la Geltrú abrazó su pasado y lo fusionó con su presente creativo. De fortín defensivo a museo de arte en un siglo y poco: ¡vaya cambio! Y sin embargo, si lo piensas, el propósito sigue conectado – antes defendía a la ciudad de peligros externos, hoy defiende y preserva la memoria y cultura marinera local. Es hermoso ver cómo un edificio histórico puede encontrar nuevas formas de ser útil y querido por la comunidad.

Como visitante, conocer esta pequeña historia añade profundidad a la experiencia. Al pisar esos escalones gastados por soldados de hace 150 años, uno aprecia aún más la vida nueva que ahora late dentro de la torre. Y no deja de ser curioso que algo construido para la guerra se haya convertido en un canto a la paz y al arte. Cada vez que lo pienso, me sorprende (en el buen sentido) la capacidad que tiene Vilanova de reinventarse. La Torre Blava es testigo de ello, habiendo visto la pólvora y ahora viendo a turistas y vecinos disfrutando del arte. ¡Quién le hubiera dicho al ingeniero militar que levantó esta torre que acabaría alojando constelaciones marinas dibujadas en una veleta artística!

Precio de la entrada, descuentos y horarios

Uno de los atractivos prácticos de la Torre Blava es que visitarla es muy asequible. El precio general de la entrada individual es de 3€. Además, hay tarifas reducidas de 1,5 € para varios colectivos: niños de 4 a 11 años, estudiantes hasta 25 años, personas jubiladas o pensionistas, personas en situación de desempleo, familias numerosas o monoparentales, titulares del Carnet Jove, etc. Basta con presentar el documento acreditativo correspondiente (carné de estudiante, de bibliotecas, etc.) y obtendrás tu descuento. Los niños hasta 3 años entran gratis, al igual que miembros de ICOM (Consejo Internacional de Museos), profesores, guías oficiales de turismo, prensa acreditada y algunas otras categorías profesionales y culturales. Un dato interesante para los residentes de Barcelona: si tienes el carné de las Bibliotecas de la Diputación de Barcelona, puedes aprovechar un 2x1 en la entrada (entran dos personas por el precio de una). ¡Una buena excusa para invitar a alguien!

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Por otro lado, si planeas hacer una ruta más completa por la zona marítima de Vilanova, existe una entrada combinada Torre Blava + Espai Far por 6 € (o 3 € reducida). El Espai Far es el museo marítimo situado en el faro de Sant Cristòfol, muy cerquita de la torre, donde se exhiben barcas, maquetas y objetos de pesca tradicionales. Con este ticket combinado puedes ver ambos espacios el mismo día o en días distintos, ahorrando un poquito y empapándote bien de la cultura marinera local.

En cuanto a los horarios, hay que tener en cuenta que la Torre Blava abre solo en temporada de verano y en fechas puntuales. Durante la temporada alta estival (aproximadamente desde la segunda quincena de junio hasta la primera quincena de septiembre), el museo abre sábados y domingos de 18:00 a 21:00 horas. Fuera de ese intervalo veraniego, la torre permanece cerrada la mayor parte del año, excepto en ocasiones especiales. Por ejemplo, suelen abrirla en Semana Santa (durante algunos días por la mañana), en la jornada de puertas abiertas de las Jornadas Europeas de Patrimonio (un día en octubre) o durante la Fira de Novembre de Vilanova. Estas aperturas extraordinarias permiten a visitantes de otras temporadas conocer la torre, así que conviene informarse en la web municipal o la oficina de turismo por si tu viaje coincide con alguna de ellas. No obstante, el momento estrella para visitarla es el verano. Y si estás por allí en verano, atención: el primer domingo de cada mes (en los meses de julio, agosto y septiembre) la entrada a la Torre Blava es gratuita en su horario de 18 a 21h. Es una iniciativa fantástica para acercar el museo a todo el mundo – verás que esos días muchas familias locales aprovechan para dar un paseo de tarde y subir a la torre sin coste. Lógicamente, al ser gratis, suele haber más afluencia esos domingos; pero como te recomendé antes, yendo a primera hora de la tarde se evita la multitud.

Ubicación y contacto

Dirección
Paseo de Ribes Roges, 1
08800 Vilanova i la Geltrú (Barcelona)

Teléfono
93 815 42 02

Web oficial
Visitar

Horarios de apertura
Sabados y domingos de 18 h a 21 h

Precios
Entradas desde 3€. Consultar con el museo los descuentos y los días de acceso gratuito.

Cómo llegar
En tren: línea R2 Sud de Rodalies (estación de Vilanova i la Geltrú)
En coche: accesible desde la C-31 o C-32. Hay aparcamiento cercano.

Galería de imágenes

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