CIRMAC Vilanova | Romanticismo en la Masía Cabanyes
Utiliza el índice siguiente si quieres alguna información concreta. Y si buscas información general, relájate y lee con atención: no podrás esperar a visitar el museo.
- Introducción: La Masia d’en Cabanyes y el CIRMAC, un viaje al Romanticismo
- ¿Qué se puede ver en el CIRMAC (Masia Cabanyes)? Obras y rincones destacados
- ¿A quién va dirigido el museo?
- Visitas guiadas: cómo y cuándo recorrer la Masia d’en Cabanyes
- Un poco de historia de la Masia d’en Cabanyes
- Precio de la entrada
- Ubicación, contacto y cómo llegar
- Conclusión
Introducción: La Masia d’en Cabanyes y el CIRMAC, un viaje al Romanticismo
A unos 3 km del bullicio del centro urbano, por el antiguo Camí Ral (Camino Real), aparece imponente la Masia d’en Cabanyes entre jardines y cipreses. Se trata de una casa señorial construida en 1798 por la influyente familia Cabanyes. Su arquitectura armoniosa combina la estética de una villa italiana palladiana con la esencia de la masía tradicional catalana, lo que la convierte de por sí en un lugar de interés para amantes de la arquitectura. Pero lo más importante es lo que ocurre dentro de sus muros: hoy la masía es una casa-museo dedicada al poeta Manuel de Cabanyes y acoge el Centro de Interpretación del Romanticismo (CIRMAC). Este centro cultural, gestionado por el Consell Comarcal del Garraf (la administración local), tiene como objetivo dar a conocer y poner en valor el legado de la familia Cabanyes, a la vez que explicar de forma amena y vivencial el movimiento romántico del siglo XIX.
Al cruzar el umbral de la Masia d’en Cabanyes, prácticamente dejas atrás el siglo XXI. La atmósfera cambia: huele a historia, a madera antigua y a libros viejos. Las altas paredes de color rosado y las columnas neoclásicas te dan la bienvenida a un espacio detenido en el tiempo. Conocer este museo es como colarse en la vida privada de una familia burguesa de hace 200 años, porque prácticamente todo permanece intacto. De hecho, la familia Cabanyes, apasionada del arte y la cultura, vivió aquí durante generaciones hasta mediados del siglo XX, y legó la casa con todos sus tesoros para convertirla en museo. ¿El resultado? Un lugar mágico donde el turista curioso puede sumergirse en el Romanticismo catalán de forma auténtica y cercana.
Los Cabanyes fueron algo así como pioneros del Romanticismo en Catalunya. Además de empresarios prósperos (su fortuna vino del comercio de vinos y aguardientes), eran mecenas y coleccionistas. Esta doble faceta se respira en la casa: es un hogar elegante pero también un santuario cultural. Visitar el CIRMAC en la Masia d’en Cabanyes es participar en esa herencia romántica. Vas a encontrar literatura, pintura, música, ciencia… Todo aquello que en el siglo XIX encendía la mente y el corazón de la gente ilustrada, aquí está presente de un modo u otro. Te lo voy a contar con detalle.
¿Qué se puede ver en el CIRMAC (Masia Cabanyes)? Obras y rincones destacados
Dentro de la Masia d’en Cabanyes, el CIRMAC se organiza como un recorrido por la casa combinado con una exposición interpretativa. En la planta baja comienza la visita con una exposición permanente que te pone en situación: contextúa el movimiento Romántico del siglo XIX y su conexión con la familia Cabanyes y la comarca. No esperes carteles aburridos ni textos enciclopédicos – aquí todo está pensado para que lo entiendas “a pie de calle”, como si un amigo te contara por qué el Romanticismo fue tan importante. Se divide en ámbitos temáticos que abarcan la literatura, la pintura, la música, el paisaje, la arquitectura e incluso la ciencia y la técnica de aquella época. Así, vas descubriendo que el Romanticismo no solo eran poemas de amor melancólico, sino una forma de ver el mundo que afectó a muchas disciplinas.
En esta introducción, la figura central es el propio Manuel de Cabanyes, el poeta romántico que da nombre al centro. Manuel murió joven (con apenas 25 años, en 1833) pero nos legó una obra poética breve y muy valiosa. De hecho, uno de los tesoros que se exhiben al público es su manuscrito original “Preludios de mi lira”, escrito en 1833. Imagina ver de cerca esas páginas amarillentas por el tiempo, con los versos donde Manuel hablaba de libertad, amistad, amor y muerte… ¡Se te pone la piel de gallina! Esta pieza, considerada la joya de la corona, estuvo oculta durante décadas y hoy por fin se muestra para que podamos conectarnos con la voz de aquel joven poeta romántico. Es emocionante pensar que estás leyendo las mismas líneas que escribió de su puño y letra casi dos siglos atrás.
Imágenes del interior del CIRMAC
Además del poeta, la exposición destaca a otros miembros de la familia Cabanyes que brillaron en distintos campos. Porque sí, los Cabanyes eran una familia polifacética. Por ejemplo, Joaquim de Cabanyes (hermano mayor de Manuel) fue pintor y militar; su hermano Llorenç también cultivó la pintura; Josep Anton de Cabanyes fue un importante comerciante y viticultor que hizo prosperar el negocio familiar; y Josep Maria de Cabanyes destacó como matemático y naturalista. Todos ellos son parte de la historia que se cuenta aquí. Verás referencias a sus logros, objetos personales, documentos y obras de arte vinculadas a cada uno. Esto enriquece muchísimo la visita, porque no se trata solo de una casa bonita, sino de entender las inquietudes culturales de toda una saga familiar en el contexto de un siglo fascinante.
Con esta introducción en la planta baja, uno va subiendo las escaleras con ganas de más. Y vaya si hay más: la planta principal de la masía conserva las estancias originales tal como eran en el siglo XIX. Aquí sí que sientes de lleno que has viajado en el tiempo. Se suceden salones y habitaciones donde casi puedes imaginar a los Cabanyes moviéndose por allí, tomando el té o discutiendo de literatura bajo la luz de las lámparas de aceite.
Por ejemplo, entras en la sala de música y te recibe un arpa clásica junto a un piano antiguo, sofás tapizados de terciopelo color granate y las paredes pintadas en tonos malva. ¿Sabías que en esa época la música era signo de refinamiento? Aquí casi puedes oír un vals imaginario mientras admiras los retratos familiares colgados en las paredes. Al lado está la biblioteca, con sus estanterías de madera oscura repletas de libros antiguos que huelen a papel envejecido – la erudición se respiraba en esta casa. Pasas luego a la llamada Sala Rusa, un salón decorado con cierto exotismo orientalizante (muy en boga en el XIX para los viajeros románticos). Y por supuesto, puedes ver el dormitorio de Manuel de Cabanyes, tal cual quedó desde que el poeta moribundo escribiera allí sus últimos versos. Esa habitación sencilla, con su cama de madera y un escritorio frente a la ventana, tiene una carga emotiva especial.

Pero la visita no se limita a “mirar sin tocar”. El guía te va contando anécdotas en cada sala, y uno casi espera que de un momento a otro aparezca una dama decimonónica ofreciéndote té. Es todo muy inmersivo. Además, recientemente se han recuperado algunas estancias que antes no estaban abiertas al público: por ejemplo, la cocina antigua de la masía, con sus fogones de carbón, sus ollas de cobre relucientes y los utensilios tradicionales, que muestra cómo era el día a día doméstico; o la habitación del pintor Alexandre de Cabanyes, descendiente de la familia, que curiosamente murió en esta casa en 1972 y fue el último artista de la saga (¡vivió casi hasta los 100 años!). También se ha restaurado buena parte de la colección pictórica familiar para lucirla en las paredes tal y como estaba antaño. Pinturas costumbristas, paisajes, retratos… la casa está llena de arte en cada rincón, reflejo del gusto coleccionista de los Cabanyes.
Y como broche de oro, el CIRMAC ha habilitado un Espacio Goya que deja boquiabierto a más de un visitante inesperado. Resulta que la familia Cabanyes poseía doce grabados originales de Francisco de Goya, de la famosa serie “Los Disparates”, fechados alrededor de 1854-1863. Estos grabados son rarísimos – durante mucho tiempo los expertos dudaron de su autenticidad, pero investigaciones recientes confirmaron que se trata de pruebas de taller anteriores a la primera edición de la serie. En otras palabras, unas joyas casi únicas en el mundo de Goya, que por fortuna se han conservado en la biblioteca de la masía desde el siglo XIX. Hoy puedes admirar esos 12 grabados en la Masia d’en Cabanyes. Contemplar las escalofriantes y enigmáticas escenas de Los Disparates sabiendo que Goya mismo las estampó es un lujo inesperado en un museo local. Muchos visitantes ni se imaginan que en Vilanova i la Geltrú, fuera del circuito de los grandes museos nacionales, puedan conocer obras de Goya tan especiales. Es, sin duda, uno de los aspectos que hacen única a la Masia d’en Cabanyes dentro de los museos de Vilanova y de Cataluña.
Grabados de Goya encontrados en la Masia d'en Cabanyes
Resumiendo esta sección: ¿qué se puede ver? Muchísimo. Desde salas opulentas con muebles originales, arte y libros antiguos, hasta exposiciones pedagógicas, manuscritos únicos, grabados de Goya, cocinas históricas y jardines evocadores. El CIRMAC logra que salgas habiendo vivido una pequeña aventura en el tiempo, conociendo de cerca cómo era la vida y la cultura en la época romántica. No es solo ver por ver: es sentir la historia.
¿A quién va dirigido el museo?
Después de todo lo descrito, quizá te preguntes: “¿Me gustará este museo? ¿Es para mí?”. La respuesta corta es sí, porque la Masia d’en Cabanyes tiene un encanto muy accesible para distintos tipos de público. Está pensada para que la disfrute desde el viajero aficionado a la historia del arte hasta la familia con niños que busca un plan diferente un domingo por la mañana.
El propio concepto de centro de interpretación ya lo indica: su misión es promover el turismo cultural haciendo comprensible y cercana la historia para cualquier visitante. No es un museo solo para eruditos ni para expertos en el Romanticismo – al contrario, aquí todo el mundo es bienvenido y puede aprender algo nuevo de forma entretenida. Si eres un turista cultural empedernido, de esos que van buscando museos peculiares, te encantará sumergirte en este pequeño universo decimonónico lleno de detalles auténticos. Si eres un viajero casual que quizás nunca ha oído hablar de Manuel de Cabanyes, también te atrapará por la atmósfera tan especial del lugar (créeme, sales enamorado del sitio aunque no fueras fan de la poesía romántica al entrar). Y si vives por la zona o estás de viaje en la costa de Barcelona y quieres conocer algo distinto a las típicas atracciones, este rincón te va a sorprender gratamente.
Para los amantes del arte y la literatura, sobra decir que es una visita obligada: ver manuscritos originales, pinturas de la familia y los famosos grabados de Goya es un verdadero regalo. Los apasionados de la arquitectura y la historia disfrutáis con la masía en sí, que está declarada Monumento Histórico de Interés Nacional y es un modelo excepcional de residencia neoclásica tardía. Y aquellos interesados en las tradiciones locales encontrarán en los objetos cotidianos, la cocina y los muebles un testimonio vivo de cómo se vivía en el Garraf en el siglo XIX.
Pero también el museo ha pensado en las familias con niños. De hecho, el CIRMAC desarrolla muchas actividades pedagógicas y familiares a lo largo del año. Por ejemplo, talleres para niños, visitas teatralizadas en ciertas ocasiones, o juegos de pistas para que los más peques exploren la casa aprendiendo. Cada primer domingo de mes, además, las visitas comentadas son gratuitas, una iniciativa genial para animar a todo el mundo (incluyendo a gente local) a acercarse a conocerlo sin la barrera del precio. En esos días especiales suele haber bastante ambiente: ves a familias enteras descubriendo los secretos de la masía, abuelos emocionados contando a sus nietos cómo vivían sus bisabuelos, grupos de amigos curioseando los inventos de antaño... El ambiente es muy agradable y distendido.
Otra ventaja: el lugar está adaptado para personas con movilidad reducida, con rampas en los accesos principales, así que nadie se queda sin poder entrar por dificultades físicas. Y como mencioné, tiene aparcamiento gratuito, lo que hace cómoda la visita para personas mayores o con niños pequeños (te ahorras tener que aparcar en el centro y caminar largas distancias).
En resumen, el CIRMAC va dirigido a todo aquel con ganas de conocer y dejarse sorprender. Seas turista o vecino, estudiante o jubilado, entendido en arte o simplemente curioso, aquí encontrarás algo que te hable directamente. ¡Quién iba a decir que hacer turismo por Vilanova te podía transportar así en el tiempo!
Visitas guiadas: cómo y cuándo recorrer la Masia d’en Cabanyes
Hay un detalle importante: la Masia d’en Cabanyes solo se puede visitar mediante visitas guiadas. No es un museo de recorrer por libre a cualquier hora, sino que tiene unos horarios establecidos de pases con guía. Esto, lejos de ser un inconveniente, es una bendición, porque la experiencia guiada es fantástica – los guías conocen la casa al dedillo y la historia de los Cabanyes, y sus explicaciones hacen que todo cobre vida.
¿Cuándo puedes visitar? El CIRMAC abre al público los sábados, domingos y festivos por la mañana. En concreto, las visitas guiadas arrancan cada hora en punto en ese intervalo matinal. Actualmente, los pases suelen ser a las 11:00, 12:00 y 13:00 horas. Mi recomendación personal: llega un poquito antes de la hora en que quieras hacer la visita, así aprovechas para curiosear el exterior y asegurarte plaza. Las visitas duran alrededor de 50-60 minutos, que se pasan volando, la verdad.
Ten en cuenta que entre semana el museo permanece cerrado al público general, pero ofrecen la posibilidad de abrir para grupos concertados. Si vienes con un grupo grande (por ejemplo, una excursión escolar, una asociación cultural, o simplemente un grupo de amigos/familia de mínimo ~25 personas), puedes contactar con ellos y acordar una visita en día y horario especial. Son bastante flexibles en este sentido porque su vocación es difundir el patrimonio al máximo de gente posible. Así que no dudes en llamar si necesitas un horario diferente – por ejemplo, alguna vez se han hecho visitas para grupos turísticos entre semana previa reserva.
Ahora, el tema idiomas: Las visitas regulares suelen ser en catalán o español (los guías dominan ambos, así que se adaptan según el público del pase). Si en tu grupo hubiera necesidad de inglés o francés, conviene consultarlo al reservar; en muchos casos pueden gestionar guías o folletos en otros idiomas, porque entienden que el turismo internacional también llega por aquí. Pero si hablas español, podrás disfrutar plenamente de las amenas narraciones llenas de curiosidades y datos históricos que comparten.
Una cosa que me encanta destacar es que cada primer domingo de mes la visita guiada es gratuita. Sí, has leído bien: ¡gratis! Esto forma parte de una iniciativa cultural para acercar los museos a todo el mundo. Así que esos días suelen llenarse las plazas; a veces incluso es recomendable ir pronto o reservar si es posible, porque vienen visitantes de toda la comarca aprovechando la gratuidad. Es un plan dominical perfecto: museito por la mañana y luego vermut al solecito en Vilanova.
Durante el resto del año, fuera de esos domingos gratuitos, la entrada es de pago pero a un precio muy asequible (lo detallaré en la siguiente sección). Realmente merece la pena el pago cuando ves la dedicación de los guías y el mantenimiento de la casa. Por cierto, las visitas guiadas suelen empezar puntuales, así que mejor no llegar con retraso porque una vez iniciada la ruta, ya no se puede acceder por libre.
Algo práctico: reserva previa. Aunque no es obligatoria para las visitas individuales en fin de semana (puedes llegar y unirte si hay hueco), sí es aconsejable reservar si vas en grupo o en fechas señaladas. Puedes hacerlo fácilmente por teléfono o email – el personal del museo es muy amable y te confirmará disponibilidad (al final te facilito los contactos). Yo, por costumbre, suelo llamar un día antes cuando llevo visitas, así voy sobre seguro.
La visita en sí, como conté antes, es guiada y comentada con rigor pero de forma cercana. Irás pasando de estancia en estancia mientras el guía relata historias de la familia, señala detalles curiosos (como, por ejemplo, el mecanismo de llamada de los criados, o el significado de ciertos símbolos en la decoración) y responde a las preguntas. No dudes en preguntar cualquier cosa que te intrigue; se nota que disfrutan compartiendo su conocimiento. En mi última visita, por ejemplo, nos contaron una anécdota divertidísima sobre un baile que se organizó en la Sala de Baile de Can Papiol vs. las tertulias literarias más sobrias que tenían lugar en la Masia d’en Cabanyes – contrastando dos ambientes románticos distintos en la misma ciudad. Es ese tipo de riqueza narrativa la que hace de la visita guiada algo especial.
Por supuesto, al finalizar la ruta no te echan corriendo. Tienes tiempo para pasear a tu aire por el jardín, hacer fotos con calma e incluso repasar la exposición si quieres fijarte en algo en particular (siempre preguntando antes, pero los guías suelen dejarte volver a la sala de exposición de la planta baja si no hay otro grupo entrando). Es decir, aunque la visita es guiada, no te sientes apurado; más bien acompañado. Y esa combinación de visita estructurada + tiempo libre la encuentro ideal.
En definitiva, en cuanto a visitas guiadas: infórmate de los horarios (recuerda: fines de semana por la mañana), organiza tu agenda para encajar ese pase de una hora, y prepárate para disfrutar. La profesionalidad de los guías y la pasión con la que cuentan cada detalle harán que salgas de la Masia d’en Cabanyes con una sonrisa, con un montón de datos interesantes en la cabeza y probablemente con ganas de recomendar el lugar a otros viajeros.
Un poco de historia de la Masia d’en Cabanyes
La historia arranca en el siglo XVIII. Los Cabanyes eran una familia originaria del Maresme (Llorenç de Cabanyes, el patriarca, provenía de Argentona) que, tras casarse con una heredera de Vilanova, se estableció en esta zona a mediados del XVIII. Eran emprendedores: en 1790 fundaron una empresa de comercio de vinos y aguardientes, Fuster & Cabanyes, que exportaba a media Europa. Esa prosperidad económica que consiguieron les permitió construir una residencia acorde a su estatus. En 1798 se terminó la Masia d’en Cabanyes, una mansión de estilo neoclásico que reflejaba el éxito familiar.
Manuel de Cabanyes, el poeta, nació en 1808 en esta familia acomodada. A pesar de disfrutar de los privilegios de su clase, Manuel tenía un espíritu sensible e intelectual que lo llevó a escribir poesía inspirada en los románticos europeos (Byron, etc.), algo bastante rompedor en la España de entonces. Su obra Preludios de mi lira (1833) se considera de las primeras muestras de literatura plenamente romántica en Cataluña, por eso se le llama a veces “el primer romántico catalán”. Lamentablemente, Manuel falleció ese mismo año 1833, muy joven, posiblemente de tuberculosis. Su muerte prematura sumió a la familia en la tristeza, pero a la vez forjó la leyenda del “poeta maldito” local, añadiendo un aura romántica real a la casa.
Los años pasaron y la Masia d’en Cabanyes siguió habitada por las siguientes generaciones. En el siglo XIX tardío y principios del XX, miembros de la familia como Joaquim de Cabanyes (que era pintor y viajero) y más tarde su sobrino-nieto Alexandre de Cabanyes (también pintor, aunque de estilo postimpresionista) mantuvieron vivo el espíritu artístico en la casa. Se organizaban tertulias, se colgaban nuevas pinturas, la biblioteca crecía… La masía, alejada del casco urbano, era un remanso cultural y rural a la vez.
Avanzando en el tiempo, llegamos a mediados del siglo XX. La familia Cabanyes, aunque muy extendida, mantuvo la propiedad hasta que prácticamente se agotaron los descendientes directos. El último habitante permanente fue precisamente Alexandre de Cabanyes, que vivió aquí hasta su muerte en 1972. Con más de 90 años, este pintor bohemio había visto cómo el mundo cambiaba radicalmente, pero su casona permanecía congelada en el tiempo. Al fallecer él sin descendencia directa, los Cabanyes que quedaban tomaron una decisión ejemplar: donar la masía y todo su contenido al Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú para convertirla en un espacio cultural. Era 1975, y aquel gesto generoso aseguraba que el legado familiar no se dispersaría ni se perdería, sino que pasaría a ser disfrutado por toda la comunidad. La donación incluía muebles, libros, obras de arte, archivos… ¡todo! La condición era que la administración se comprometiera a conservarlo y adaptarlo como equipamiento cultural, adquiriendo también los terrenos anexos para proteger el entorno.
Así, a partir de 1975, la Masia d’en Cabanyes dejó de ser una residencia privada para empezar su nueva vida como casa-museo. Hubo que hacer inventarios, restauraciones y acondicionar las salas para visitas públicas. Durante las décadas siguientes, el Consell Comarcal del Garraf (el organismo comarcal) asumió la gestión y fue desarrollando el concepto actual del CIRMAC – es decir, no solo exhibir la casa tal cual, sino también interpretar el Romanticismo y organizar actividades culturales.
Un hito importante fue en 2014, cuando la Generalitat de Catalunya declaró la Masia d’en Cabanyes Bé Cultural d’Interès Nacional (Bien Cultural de Interés Nacional) en la categoría de monumento histórico. Esto reconoce oficialmente su valor patrimonial excepcional y asegura su protección legal más estricta. Que una masía esté al nivel de monumento nacional no es común; en este caso se debe tanto a la singularidad arquitectónica como al riquísimo fondo patrimonial que alberga (¡esas colecciones intactas de los Cabanyes por generaciones!).
Otro momento de gloria para el museo fue el descubrimiento formal de los grabados de Goya, del que ya te hablé. En 2013 saltó la noticia a la prensa: “Hallan 12 estampas inéditas de Goya de su serie Disparates en Vilanova”. Aquello puso a la Masia d’en Cabanyes en boca de historiadores del arte de todo el país, porque fue como encontrar un pequeño tesoro oculto a plena vista. En realidad los grabados llevaban allí siglo y medio, pero nunca se habían estudiado a fondo hasta entonces. Gracias a ese hallazgo, el prestigio del museo creció y se reforzó la importancia de conservar intacta la colección familiar. Fue como una recompensa al esfuerzo de tantos años de conservación.
Hoy, tras varias décadas desde su apertura al público, el CIRMAC se ha consolidado como uno de los referentes culturales de la comarca del Garraf. Forma parte de la Red de Museos Locales de la Diputación de Barcelona, colabora con instituciones educativas (muchos colegios llevan alumnos de excursión para aprender historia local) y se ha integrado en rutas de turismo patrimonial del Penedès y Cataluña. Pero a pesar de todo ello, mantiene un perfil tranquilo, casi secreto. No verás masas de turistas internacionales llenando sus estancias como ocurre en museos de Barcelona; aquí el ambiente sigue siendo íntimo, cercano, muy acorde al espíritu romántico. Y quizás eso sea parte de su encanto: sabes que estás descubriendo un lugar auténtico, no una atracción fabricada.
En definitiva, la historia de la Masia d’en Cabanyes es la historia de una familia ilustrada cuyo legado, por fortuna, sobrevivió completo y ahora nos permite viajar en el tiempo. Desde 1798 hasta 2025, estas paredes han visto de todo, y cada guía te lo cuenta con esa mezcla de rigor y cariño que solo quienes aman su patrimonio consiguen transmitir. Cuando salgas, sentirás que conoces personalmente a los Cabanyes, que has sido su invitado durante una mañana. Pocas experiencias museísticas logran eso.
Precio de la entrada
Hablemos de dinero, que por muy bonito que sea todo, siempre viene bien saber cuánto cuesta la entrada y qué opciones hay. Ya adelanté que es bastante asequible: la tarifa general para la visita guiada es de 3,20 € por persona. Sí, poco más de tres euritos por un recorrido guiado de casi una hora en este pedacito de historia. ¡Es casi simbólico! De hecho, muchos visitantes locales repiten varias veces a lo largo del año aprovechando que el precio es tan bajo.
Además, existen tarifas reducidas de 2,20 € para ciertos colectivos. Por ejemplo, los niños de 4 a 11 años pagan entrada reducida (los menores de 4 años entran gratis), los estudiantes hasta 25 años también tienen descuento presentando su carnet, igual que los mayores de 65, los jubilados y pensionistas, las familias numerosas o monoparentales y los poseedores del Carnet Jove. En otras palabras, prácticamente todo el que pueda tener alguna bonificación la tiene. Esto demuestra la voluntad de hacer el museo accesible a nivel económico para todos los públicos.
Recapitulando:
- Entrada general: 3,20 €
- Entrada reducida: 2,20 € (niños, estudiantes, jubilados, etc.)
- Entrada gratuita: menores de 3 años, mayores de 65 y, muy importante, primer domingo de mes para todo el mundo.
Lo del primer domingo de mes gratuito es una oportunidad fantástica, como ya mencioné. También suelen hacer jornada de puertas abiertas en fechas señaladas (por ejemplo, durante la Fiesta Mayor de Vilanova, o en el Día Internacional de los Museos en mayo). Conviene estar atento al calendario cultural local por si encaja con tu visita, porque podrías ahorrarte unos eurillos.
Importante: ninguna entrada lleva suplemento ni nada raro. Es decir, todo lo que he descrito (exposición, guía, visita completa) está incluido en ese precio base. A veces la gente pregunta: “¿Y para ver los Goya hay que pagar aparte?” – ¡no, no! No es como en otros sitios que cobran extras por determinadas áreas. Aquí con tu entrada lo ves absolutamente todo lo disponible al público. Y como no hay tienda de souvenirs en la masía (otro detalle pintoresco, aquí no saldrás por la tienda porque no la hay, lo cual casi se agradece), realmente no tienes gastos adicionales durante la visita.
Si tras la visita te apetece contribuir más al mantenimiento del lugar, lo que puedes hacer es dejar algún donativo voluntario o comprar publicaciones relacionadas en otros museos locales (a veces el Museo Balaguer vende catálogos que hablan de los Cabanyes, etc.). Pero repito, no hay ninguna obligación ni esperarán propina – aunque créeme, a veces dan ganas de invitar a un café al guía de lo bien que lo hace.
Así que, en tema precio, no hay excusa para no acercarse. Por menos de lo que cuesta un menú de fast-food, tienes cultura viva, historias apasionantes y un plan de mañana perfecto. Ideal para viajeros con presupuesto ajustado, para familias numerosas (que con la tarifa reducida y los peques gratis les sale a cuenta total) y para cualquiera en general. Y recordemos: gratis el primer domingo de mes para aquellos que planean con tiempo la escapada.
Ubicación, contacto y cómo llegar
Dirección
Camí Ral, 3
08800 Vilanova i la Geltrú (Barcelona)
Teléfono
93 811 57 15
Web oficial
Visitar
Horarios de apertura
Domingos de 11 h a 14 h
Precios
Entradas desde 2,50€. Consultar con el museo los descuentos y los días de acceso gratuito.
Cómo llegar
En tren: línea R2 Sud de Rodalies (estación de Vilanova i la Geltrú)
En coche: accesible desde la C-31 o C-32. Hay aparcamiento cercano.
Conclusión
La Masia d’en Cabanyes y su Centro de Interpretación del Romanticismo Manuel de Cabanyes ofrecen una experiencia única para conocer la época romántica en Cataluña de la forma más auténtica posible: entrando en la casa de sus protagonistas. Es un lugar de interés que atrapa al visitante con su belleza arquitectónica, sus historias familiares, sus obras de arte inesperadas (¡hola de nuevo, Goya!) y un ambiente que, de verdad, te impide soltar la lectura – o en este caso, te impide querer marcharte del lugar. Cada sala, cada objeto y cada anécdota narrada construyen un relato tan interesante que, cuando te das cuenta, has pasado la mañana entera viajando en el tiempo.
Si buscas qué ver en Vilanova i la Geltrú, más allá de lo típico, apunta este museo en tu lista. Te garantizo que será una visita memorable, de esas que luego cuentas a tus amigos con entusiasmo: “¿Sabes que estuve en la casa de un poeta romántico y vi unos grabados de Goya perdidos en un pueblecito costero?”. Y probablemente, igual que yo, terminarás invitando a más gente a descubrir este rincón. Porque los tesoros compartidos saben mejor, y la Masia d’en Cabanyes es sin duda uno de esos tesoros escondidos que hacen grande el turismo cultural de proximidad.
¡No esperes a que te lo cuenten! Ven a conocer el CIRMAC, déjate llevar por la magia romántica de sus estancias y pulsa tú mismo todos los “enlaces” emocionales que este lugar ofrece. Te aseguro que cada paso que des allí dentro te incitará a querer saber más, a explorar más y, quién sabe, quizá a leer un poema romántico a la luz de las velas esta noche. Eso es lo que logra un buen museo: encender nuestra curiosidad. Y este, amigo mío, lo consigue con creces. ¡Feliz visita!